Décima XVIII. CABELLERAS DE CRINES
Los équidos desatados
engullen pasto y marisma
en cabalgadas sin cisma,
en tropeles aireados
o en trotes acelerados.
Hurgando hasta los confines,
- pezuñas de bailarines
y extremidades piafando -,
a un son van desmoronando
sus cabelleras de crines.
José Mateo Angulo García
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